Las sensaciones son cambiantes, pero ayuda mucho el entorno. Lo que es extraño es que el entorno, en una rutina, es siempre el mismo pero se encuentran diferentes sensaciones. ¿Cuáles son las diferentes sensaciones que encontramos en un colectivo, en un subte, en un tren? Aquellos son lugares imprescindibles para nuestra vida en una ciudad, son espacios a los que no podemos escapar.
Recopilamos las formas de vivir eso. De cómo vivimos eso. Porque a las siete de la mañana puede estar todo a tu favor o todo en tu contra. El viento frío y la lluvia pueden complotar para hacer de tu día el peor o también puede ser el comienzo de uno de los mejores días de tu vida.
Recorrido antes que final
Puro movimiento
Jesica Yarati 5to 1era tm
Cabildo, colectivos, subtes y trenes son una de las tantas razones
Comercios, farmacias, librerías y cines son algunas otras.
El tren que consta de dos ramales, mitre y suárez, recorre distintos puntos de la ciudad.
Suárez cruza provincia de Buenos Aires llegando a capital federal.
En la estación siempre hay gente
Diferentes ojos que buscan con ansiedad los minutos que faltan para que llegue el próximo tren.
A partir de las 18 las multitudes colman la estación
A veces es imposible subir, sobre todo en el ramal Suarez.
Dejás pasar unos 87 trenes, y en el número 88 solo quizás haya más espacio.
El guarda con desesperación sopla el silbato indicando que las puertas van a cerrar
Es ahí cuando siempre hay algún distraído que sube igual y las puertas lo golpean
Y uno se ríe en silencio pensando “qué suerte que no fui yo”.
Palermo, Belgrano, Vicente López y Olivos
Son algunos de los barrios que atraviesa
Florida, perteneciente a Vicente López es linda por donde la mires
Pobres pueblos originarios
Les sacamos todo, hasta las suertes de Garay
Otras víboras, en cambio, se trasladaron a las suertes
Cubierta de flora, Florida es uno de los barrios que más destaca
Los espacios verdes son vistos con admiración ante ojos desconocidos
Que ironía, esas víboras con esclavos, sirvientes y criados
Pertenecían al conurbano bonaerense
La provincia de Buenos Aires les quedaba enorme.
Así como el agua inundaba fácilmente los Portones
Plaza Italia hoy está inundada de una periferia riquísima
Cercana al zoológico y al Jardín Botánico
Se encuentra en uno de los puntos más conocidos de la Ciudad
Debido a la cantidad de medios de Transporte y a la movilización.
Si odias las multitudes definitivamente vas a odiar la zona.
El subte es uno de los medios más utilizados debido a la rapidez
La línea D tiene la parada ubicada justo frente a la feria de libros,
La feria es una obra que ni el mismísimo Eugenio Maccagnani
Pudiera haber idealizado tan bien
Una perfecta actividad turística (local) sería ir a comprar un libro
Con un par de pesos y dirigirse a Plaza Serrano
a alimentar la vista y si se puede la panza.
Jesica Yarati 5to 1era tm
La cotidianidad suele jugar en contra, pensamos que lo conocemos todo cuando no conocemos nada. Conozco el recorrido a mi casa de memoria, sin embargo no recuerdo un simple detalle de mi vereda.
La vista puede ser espectacular si solo nos dedicaramos a mirar.
Mirar sin la subjetividad cotidiana, sin prejuicios, mirar objetivamente aunque cueste. Buenos Aires es hermosa y rica en cultura y arte.
Todos los que la habitamos lo sabemos, pero seguimos sin conocerla, porque solo la habitamos, no la visitamos.
Durante el recorrido individual la música puede ser la mejor compañía.
Mientras me preocupaba por desenredar los auriculares, camine por las plazas alrededor de Florida, el espacio verde da esa sensación de libertad y satisfacción que pocas veces uno está dispuesto a sentir en el caos de la ciudad.
La brisa y el sol, si está fresco, son una combinación excelente incluso casi tan buena como un buen mate con unas medialunas.
Al esperar el tren observé a las personas que mirando distraídamente el celular se subían al tren. Si miras detenidamente a alguién caés en cuenta de que no está disfrutando el viaje, simplemente están siguiendo el recorrido de memoria.
En el trayecto desde Florida a Belgrano se pueden observar casas bajas, árboles altos y cables por doquier. Las personas suben y bajan del medio como si estuvieran programados para hacerlo.
En mi recorrido por Plaza Italia, luego de acompañar a una amiga a vender una saga de libros, pudimos disfrutar de unas pizzas mientras mirabamos a las personas pasar. En un momento una mujer chocó a un hombre mientras leía algo en su celular y dijo algo sin siquiera mirarlo a la cara. Fue una situación tan familiar y a la vez tan extraña. ¿Quién alguna vez no dijo “perdón” sin siquiera pensarlo antes de decirlo?
Después de recorrer zonas como Cabildo, Plaza Italia y Florida me di cuenta de que hay una dimensión enorme entre zona y zona. En Florida hay muchísimos espacios verdes, pero eso se debe a toda una historia detrás. Cabildo por otra parte cuenta con medios de transporte en cada esquina, comercios en cada cuadra y multitudes de gente, por un lado los que caminan distraídos y por otro lado los que caminan rápido y van en zig zag esquivando a todos. Plaza Italia también cuenta con multitudes distribuidas por la zona, todo depende de los horarios. A veces los que vuelven del laburo miran casi con desprecio a los que se encuentran en una vereda disfrutando de un café o unas pizzas. Y hay algo que nunca cambia: la ciudad siempre está en movimiento, vayas a donde vayas nadie se detiene ante nada.
Florencia Costa 5to 1era tm
A Diferentes momentos,
Diferentes vistas,
Mismo trayecto,
Mismo destino.
Un recorrido que hago casi todos los días de la semana, cuando voy a hacer la actividad de rutina más divertida y satisfactoria para mí: el deporte, específicamente el handball. En estas fotos (y video) capté momentos en distintos días y horarios donde se plasma cómo cambia la ciudad y el mismo medio de transporte al que yo accedo antes y después de mi entrenamiento.
Cansancio, tal vez sea por la fatiga después de casi cuatro horas seguidas de entrenamiento, tal vez es la sensación de no estar en una zona de confort ante tantas personas juntas en un mismo espacio, tal vez como mucha de estas el fin de un día largo de estudio, yo hago handball en la UBA, en ciudad universitaria, donde estudian un montón de chicos desde biología hasta arquitectura con mochilas enormes y también maquetas que incomodan aún más el viaje a todos los pasajeros, o tal vez, simplemente la oscuridad. En esa media hora de trayecto me pregunto que cosa hice bien y que cosas mal, que podría cambiar para no llegar cansada al final del día, pero no sé si las soluciones van a ser duraderas o la temporalidad y la rutina me van a llevar a vivir la misma situación todos los martes y jueves a las 23:10 de la noche.
En cambio los sábados a las 10:10 de la mañana me contagia la vitalidad, dónde influenciado por una larga noche de sueño, estoy impulsada y con energía para realizar todas las actividades que se me afrontan, también el sol de la mañana, la luz es parte de este impulso que hablo.
Ya sé que también a esa hora la mayoría de los pasajeros son estudiantes, que contrario a mí tal vez se pasaron toda la noche estudiando y no cuentan con la misma energía que yo, y sus sensaciones sean muy similares a las del colectivo de las 23:10, pero mirar hacia la ventana y observar a la gente caminando sin apuros ni obligaciones me hace sentir entusiasmo y tranquilidad de que yo puedo hacer que sea un gran día.
El colectivo tal vez sea una simple excusa para admitir que lo que altera mi estado de ánimo es el cielo, las noches son largas, aburridas, los días son cortos, se pasan rápido…
Y yo aunque en este viaje rutinario voy y vuelvo hacia mi lugar favorito a realizar esa actividad que tanto mueve y me mejora a mí, tengo que saber que la influencia del cielo en mis pensamientos va a ser que estas sensaciones de cansancio y vitalidad roten conforme esté predeterminado… o tal vez, destinado.
El colectivo tal vez sea una simple excusa para admitir que lo que altera mi estado de ánimo es el cielo, las noches son largas, aburridas, los días son cortos, se pasan rápido…
Y yo aunque en este viaje rutinario voy y vuelvo hacia mi lugar favorito a realizar esa actividad que tanto mueve y me mejora a mí, tengo que saber que la influencia del cielo en mis pensamientos va a ser que estas sensaciones de cansancio y vitalidad roten conforme esté predeterminado… o tal vez, destinado.
Florencia Costa 5to 1era tm
Estando en una conversación con mi mejor amiga en el colectivo me dijo esto:
El 107 es un colectivo especial:
tarda mucho,
viene lleno,
Y la mayoría de las veces me encuentro con vos y medio que los problemas del colectivo se disipan a medida que vamos llegando a Ciudad Universitaria
y la charla surge entre nosotras.
Reímos, nos quejamos de cómo odiamos matemática, de cómo nos queremos ir a dormir en vez de ir a entrenar, entre otras cosas.
Pero principalmente, me encanta viajar con vos, siempre sale un tema para conversar y una risa para compartir.
El 107 es un colectivo especial:
tarda mucho,
viene lleno,
Y la mayoría de las veces me encuentro con vos y medio que los problemas del colectivo se disipan a medida que vamos llegando a Ciudad Universitaria
y la charla surge entre nosotras.
Reímos, nos quejamos de cómo odiamos matemática, de cómo nos queremos ir a dormir en vez de ir a entrenar, entre otras cosas.
Pero principalmente, me encanta viajar con vos, siempre sale un tema para conversar y una risa para compartir.
Pilar Corcos 5to 1era tm
Jueves, 08:30 a.m.
El aire denso que se esparce por toda la ciudad hace que se vuelva complicado caminar. El cambio de temperatura; El frío que te congela los dedos del pie que hace que te cueste cada vez más caminar, el calor y con él, el sol mortífero, que ralentiza tus pasos. Eso es Buenos Aires, no tener otra que llegar a la decisión de tomarte el tren, o el colectivo, o el subte.
La tardanza del colectivo te hacen querer tomarte el tren. Los trenes llenos de personas te hacen querer tomarte el subte. Y lo abrumador del aire del subte te hace querer volver a tu casa.
Ya adentro
Cuando viajo en el subte es como si el tiempo se parara;
El aire denso que se esparce por toda la ciudad hace que se vuelva complicado caminar. El cambio de temperatura; El frío que te congela los dedos del pie que hace que te cueste cada vez más caminar, el calor y con él, el sol mortífero, que ralentiza tus pasos. Eso es Buenos Aires, no tener otra que llegar a la decisión de tomarte el tren, o el colectivo, o el subte.
La tardanza del colectivo te hacen querer tomarte el tren. Los trenes llenos de personas te hacen querer tomarte el subte. Y lo abrumador del aire del subte te hace querer volver a tu casa.
Ya adentro
Cuando viajo en el subte es como si el tiempo se parara;
cuando se abren las puertas
el tiempo vuelve a correr normalmente,
al cerrarse
soy una más.
Nadie se inmuta,
nadie levanta la mirada del piso.
Un transporte para
los abatidos,
los abatidos,
los melancólicos,
la ignominia.
La indiferencia es ley en los carriles,
la claustrofobia es constante.
Es un cambio rotundo
lo que siento cuando viajo
de lo que siento
cuando me bajo.
Como liberarme,
libertad de poder respirar,
de poder sentir.
Buenos Aires se siente
como una tragedia diaria
la claustrofobia es constante.
Es un cambio rotundo
lo que siento cuando viajo
de lo que siento
cuando me bajo.
Como liberarme,
libertad de poder respirar,
de poder sentir.
Buenos Aires se siente
como una tragedia diaria
Pilar Corcos 5to 1era tm
Sábado, 16:09 p.m.
En la parada del colectivo, espero y pienso en cuando llegue al subte qué voy a ver. Las experiencias cambian y las personas rotan, así con todo. El tiempo es fundamental y el lugar donde estás. No sentís lo mismo un sábado que un lunes, no sentís lo mismo a las siete de la mañana que a las seis de la tarde. Y por supuesto, no sentís lo mismo en el colectivo que en el subte. El subte es diferente, la gente que viaja es diferente, el aire que se respira es diferente. Un colectivo lleno no es lo mismo que un subte lleno. Desde los pequeños detalles hasta los más grandes y vistosos. Tener que criticar, y aceptar, algo que usas constantemente es como una punzada al costado del estómago.
Subte, 16:19 p.m
Pareciera que depende en el tiempo en el que estás que tus pulmones se logran expandir más y tu mente a la vez se despeja de todo el estrés y la angustia. Los pasillos ya no son un laberinto lleno de personas perdidas, es por fin un espacio habitable sin riesgo alguno.
El sonido inaudible de las pocas personas presentes parece puro y cristalino dando a entender su propósito en este particular transporte. Esas pequeñas migrañas que sufría en el transcurso de mi viaje fueron ahuyentadas por pensamientos de cualquier tipo. En cada estación suena ese chillido que te advierte que se cierran las puertas, lo cual no sirve de mucho porque a los tres segundos se cierran en tu cara aunque corras. Parece un chillido burlón que te esperanza con que puede que llegues a entrar pero su risa se difumina mientras escuchas y ves al subte que perdiste.
Afuera, 20:01 p.m.
El sol ahora está en lugar donde ya no lo podemos ver. El frío es más abrumador que antes. Ese ruido, que te aturde, natural de la ciudad se aplacó ligeramente. Las luces artificiales son lo único que ilumina la calle. La gente camina ya tranquila de que no tenga que ir a algún lugar importante. Pasean.
La vista en un lugar fijo es bastante impresionante, el sentido de que todo esté en movimiento excepto vos. Otra vez, como si el mundo se parara. El mundo parece detenerse muchas veces, constantemente.
El paisaje que veía hace apenas cuatro horas es tan diferente pero algo que no cambia es la ciudad y quienes la habitan.
Lo que a la vez cambia es como veo todo y no parece decepcionarme. Igual que Buenos Aires.
En la parada del colectivo, espero y pienso en cuando llegue al subte qué voy a ver. Las experiencias cambian y las personas rotan, así con todo. El tiempo es fundamental y el lugar donde estás. No sentís lo mismo un sábado que un lunes, no sentís lo mismo a las siete de la mañana que a las seis de la tarde. Y por supuesto, no sentís lo mismo en el colectivo que en el subte. El subte es diferente, la gente que viaja es diferente, el aire que se respira es diferente. Un colectivo lleno no es lo mismo que un subte lleno. Desde los pequeños detalles hasta los más grandes y vistosos. Tener que criticar, y aceptar, algo que usas constantemente es como una punzada al costado del estómago.
Pareciera que depende en el tiempo en el que estás que tus pulmones se logran expandir más y tu mente a la vez se despeja de todo el estrés y la angustia. Los pasillos ya no son un laberinto lleno de personas perdidas, es por fin un espacio habitable sin riesgo alguno.
El sonido inaudible de las pocas personas presentes parece puro y cristalino dando a entender su propósito en este particular transporte. Esas pequeñas migrañas que sufría en el transcurso de mi viaje fueron ahuyentadas por pensamientos de cualquier tipo. En cada estación suena ese chillido que te advierte que se cierran las puertas, lo cual no sirve de mucho porque a los tres segundos se cierran en tu cara aunque corras. Parece un chillido burlón que te esperanza con que puede que llegues a entrar pero su risa se difumina mientras escuchas y ves al subte que perdiste.
Afuera, 20:01 p.m.
El sol ahora está en lugar donde ya no lo podemos ver. El frío es más abrumador que antes. Ese ruido, que te aturde, natural de la ciudad se aplacó ligeramente. Las luces artificiales son lo único que ilumina la calle. La gente camina ya tranquila de que no tenga que ir a algún lugar importante. Pasean.
La vista en un lugar fijo es bastante impresionante, el sentido de que todo esté en movimiento excepto vos. Otra vez, como si el mundo se parara. El mundo parece detenerse muchas veces, constantemente.
El paisaje que veía hace apenas cuatro horas es tan diferente pero algo que no cambia es la ciudad y quienes la habitan.
Lo que a la vez cambia es como veo todo y no parece decepcionarme. Igual que Buenos Aires.
Autoevaluación Pilar Corcos 5to 1era tm
Yo observaba la ciudad, cómo es, sus verdaderas actitudes e intenciones a través de las personas. Me resulta interesante cómo una persona puede expresar tanto de su esencia, con un simple gesto. Así es como logro entender a la ciudad. Con la gente. Son (somos) la parte importante de una ciudad, por no decir primordial.
Luego de este trabajo pude encontrar otra conexión, sumando a la anterior, con Buenos Aires. El paisaje, donde camino, donde paso, donde dejo mi huella en el piso, en donde todos dejamos nuestra huella al caminar. Los edificios, tienen una razón por la que están ahí, tienen una historia. Las calles también, al igual que los monumentos y no menos los transportes públicos. Imaginar algo que es casi de melancólico hacer. Imaginar una historia, imaginar algo que pudo o no suceder.
La bitácora dio lugar en mi cabeza a algo que daba vueltas por mi mente desde hace tiempo y al fin pude lograr expresarlo.
Aunque siendo sincera, en un primer momento me sentí angustiada y deprimida al enterarme de este trabajo. El proyecto de observar hacia afuera de mi, a mi alrededor, lo estaba implementando en mi vida desde el verano (ese momento en nuestras vidas que nos sentimos libres por fin). Sentir que todo mi esfuerzo por hacer algo que era para mi propia satisfacción, para liberarme, para poder pensar mejor se transformara en algo obligatorio y calificado con nota me alteró un poco. Esa fue mi idea primeramente, hasta que pude llevar a cabo el trabajo (espero) adecuadamente.
Poder mirar fuera de mí es reconfortante aunque sea con una persona pintando un límite a mis pensamientos. A veces el sabor de hacer lo que te gusta en la boca, eso, es reconfortante.
Luego de este trabajo pude encontrar otra conexión, sumando a la anterior, con Buenos Aires. El paisaje, donde camino, donde paso, donde dejo mi huella en el piso, en donde todos dejamos nuestra huella al caminar. Los edificios, tienen una razón por la que están ahí, tienen una historia. Las calles también, al igual que los monumentos y no menos los transportes públicos. Imaginar algo que es casi de melancólico hacer. Imaginar una historia, imaginar algo que pudo o no suceder.
La bitácora dio lugar en mi cabeza a algo que daba vueltas por mi mente desde hace tiempo y al fin pude lograr expresarlo.
Aunque siendo sincera, en un primer momento me sentí angustiada y deprimida al enterarme de este trabajo. El proyecto de observar hacia afuera de mi, a mi alrededor, lo estaba implementando en mi vida desde el verano (ese momento en nuestras vidas que nos sentimos libres por fin). Sentir que todo mi esfuerzo por hacer algo que era para mi propia satisfacción, para liberarme, para poder pensar mejor se transformara en algo obligatorio y calificado con nota me alteró un poco. Esa fue mi idea primeramente, hasta que pude llevar a cabo el trabajo (espero) adecuadamente.
Poder mirar fuera de mí es reconfortante aunque sea con una persona pintando un límite a mis pensamientos. A veces el sabor de hacer lo que te gusta en la boca, eso, es reconfortante.
Autoevaluación Jesica Yarati 5to 1era tm
Una vez realizada la Bitácora me di cuenta de que, al menos en mi caso, solemos quejarnos porque siempre estamos en los mismos lugares, quejándonos de que nunca hacemos algo nuevo, cuando en realidad hay de sobra para ver en la ciudad, la historia está escrita en los suelos de piedra y en los asfaltos, la cultura está escrita en las paredes y en las calles, tenemos una ciudad entera para recorrer y explorar y nos sumergimos en el aburrimiento de la cotidianidad esperando que lo innovador nos caiga del cielo. Quejarse es más fácil que buscar y callar es más fácil que contar. Que aburrido es ser y convertir a otros en simples habitantes, es un viaje de ida y pocas veces se encuentra la vuelta.
Recorrer la ciudad puede ser una actividad refrescante, y principalmente para pensar a otros y pensarnos a nosotros mismos.
¿De dónde venimos, cómo vinimos?, ¿que cambiamos y qué no? ¿A quienes desplazamos? ¿A quiénes trajimos?
La historia vista con ojos de estusiasta puede ser interesante, sobre todo si nos compete a sus habitantes.
Autoevalución Florencia Costa 5to 1era
Cómo autoevaluación de este trabajo puedo pensar que después de escribir mi viaje y armar la bitácora estoy empezando a darme cuenta de otras formas de mirar mi entorno y la ciudad. Yo elegí un viaje super rutinario, que realizo aproximadamente 5 de los 7 días a la semana en su trayecto de ida y vuelta; al principio cuando leí la consigna sentí que solo sacando unas fotos “estéticamente lindas” y poniendo frases filosóficas iba a sacar un buen trabajo pero cuando empecé a querer hacer eso caí que así por más que aprobara o no haciendo lo simple no me iba a dejar ninguna enseñanza, por eso fui hacia lo más rutinario y tal vez las fotos no son tan lindas, ni con la mejor calidad, ni luz, pero lo que yo quise transmitir con ellas es poder ver lo diferente que pueden ser los mismos espacios en diferentes horarios y días de la semana, y que me llegaba a mí con esas situaciones. Pude darme cuenta que mi estado de ánimo varía mucho por el sol, el clima. Por lo general cuando hace frío o está oscuro soy más proclive a estar enojada o de mal humor, y cuando hace calor o el cielo está despejado me siento más entusiasmada y por lo general estoy más contenta y animada.
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