La cotidianidad suele jugar en contra, pensamos que lo conocemos todo cuando no conocemos nada. Conozco el recorrido a mi casa de memoria, sin embargo no recuerdo un simple detalle de mi vereda.
La vista puede ser espectacular si solo nos dedicaramos a mirar.
Mirar sin la subjetividad cotidiana, sin prejuicios, mirar objetivamente aunque cueste. Buenos Aires es hermosa y rica en cultura y arte.
Todos los que la habitamos lo sabemos, pero seguimos sin conocerla, porque solo la habitamos, no la visitamos.
Durante el recorrido individual la música puede ser la mejor compañía.
Mientras me preocupaba por desenredar los auriculares, camine por las plazas alrededor de Florida, el espacio verde da esa sensación de libertad y satisfacción que pocas veces uno está dispuesto a sentir en el caos de la ciudad.
La brisa y el sol, si está fresco, son una combinación excelente incluso casi tan buena como un buen mate con unas medialunas.
Al esperar el tren observé a las personas que mirando distraídamente el celular se subían al tren. Si miras detenidamente a alguién caés en cuenta de que no está disfrutando el viaje, simplemente están siguiendo el recorrido de memoria.
En el trayecto desde Florida a Belgrano se pueden observar casas bajas, árboles altos y cables por doquier. Las personas suben y bajan del medio como si estuvieran programados para hacerlo.
En mi recorrido por Plaza Italia, luego de acompañar a una amiga a vender una saga de libros, pudimos disfrutar de unas pizzas mientras mirabamos a las personas pasar. En un momento una mujer chocó a un hombre mientras leía algo en su celular y dijo algo sin siquiera mirarlo a la cara. Fue una situación tan familiar y a la vez tan extraña. ¿Quién alguna vez no dijo “perdón” sin siquiera pensarlo antes de decirlo?
Después de recorrer zonas como Cabildo, Plaza Italia y Florida me di cuenta de que hay una dimensión enorme entre zona y zona. En Florida hay muchísimos espacios verdes, pero eso se debe a toda una historia detrás. Cabildo por otra parte cuenta con medios de transporte en cada esquina, comercios en cada cuadra y multitudes de gente, por un lado los que caminan distraídos y por otro lado los que caminan rápido y van en zig zag esquivando a todos. Plaza Italia también cuenta con multitudes distribuidas por la zona, todo depende de los horarios. A veces los que vuelven del laburo miran casi con desprecio a los que se encuentran en una vereda disfrutando de un café o unas pizzas. Y hay algo que nunca cambia: la ciudad siempre está en movimiento, vayas a donde vayas nadie se detiene ante nada.
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